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A través de los ojos de una niña migrante, Manuel Antonio Ramírez retrata una realidad incómoda

En Oaxaca, la novela puede ser adquirida en la Proveedora Escolar y, en Zaachila, en la calle 10 de enero, No. 1518 

Por: José Luis PÉREZ CRUZ / Mala ALVARADO

Oaxaca de Juárez, Oax.- Con la idea de que migrar es un derecho humano, el joven escritor Manuel Antonio Ramírez presentó en Santa Cultura, su más reciente novela Por esos ojos, retratos de una realidad incómoda. “No quise tocar el tema de la migración de una manera tradicional: el personaje que se despide de su esposa porque necesita salir de la pobreza, emigra a Estados Unidos y vemos su trayecto; eso ya lo hemos visto mucho”, expresó el autor en entrevista.

Por esos ojos, cuenta la historia de Mätzääj, una niña oaxaqueña a la que le es arrebatado algo que le pertenece. Con la intención de recuperar lo perdido, comienza su viaje y sin que ella lo dimensione, a través del tiempo logra sacudir a un país entero con sus decisiones.

la pintura que da imagen a la portada del libro, es también de la autoría de Manuel Antonio Ramírez.

A lo largo de la narrativa, se van tocando distintos temas como la búsqueda del ser perdido, la gente en situación de calle y la migración infantil. A partir de éste último, es que se plantean algunas situaciones y conflictos a los que se enfrentan los migrantes, de los cuales, según comentó el autor: “se habla muy poco porque muchas veces se prefiere no tocarlos porque son incómodos”.

Derivado de lo anterior, resultó el subtítulo que el autor decidió darle al libro: retratos de una realidad incómoda. “Hago una especie de retratos con palabras sobre las situaciones que han sucedido y que están sucediendo ahora mismo, los cuales me han asombrado”, comentó el escritor.

En la novela, la ciudad de Oaxaca es el lugar donde todo comienza. Al cuestionarle al autor sobre la importancia de este escenario con respecto a la historia, respondió: “es importante porque es el primer contacto que la niña, proveniente de su pueblo, tiene con una ciudad. Mientras ella camina por las calles, se muestran lugares reales que conocemos quienes hemos vivido en Oaxaca o quienes han visitado este lugar”.

Sin embargo, son varios sitios más a los que la misma historia lleva al lector, entre ellos, Ciudad de México, Sonora, Guatemala, San Diego y España. Así, la protagonista atraviesa distintas experiencias.

“Existe la discriminación, hay quienes no toleran mucho a los oaxaqueños o en general a los migrantes, independientemente del lugar de donde sean”, expresó Manuel Antonio Ramírez al hablar sobre la presencia de los oaxaqueños en otros lugares.

En la historia, un posible caso puede ser el cambio de nombre de la protagonista por parte de otras personas que va conociendo, pues Mätzääj, de origen mixe, les resulta difícil de pronunciar y prefieren renombrarla como Marissa.

“Es una especie de alegoría a esta mezcla de culturas que hemos vivido, cuando de repente llegan de otro sitio y le cambian el nombre a los lugares que van conquistando, lo mismo pasa con esta niña”, reflexionó el escritor sobre este detalle en la novela.

Por esos ojos, retratos de una realidad incómoda, se trata de un trabajo que le llevó cinco años al autor poder realizarlo y fue publicado de manera independiente. “El financiamiento salió gracias a todas las personas que han adquirido un ejemplar de Rafaela, mi primer libro”, comentó Manuel Antonio Ramírez.

Por esos ojos, retratos de una realidad incómoda, se trata de un trabajo que le llevó cinco años al autor poder realizarlo y fue publicado de manera independiente.

En cuanto a la edición, explicó: “hablé con el editor con el que lancé Rafaela, le dije como agradecimiento, porque me mostró el camino de la publicación, que participara en la maquetación. Así, armé mi equipo y le puse mi marca que es MACR, mis iniciales”.

“Hay espacios que me han abierto las puertas, pero también he estado vendiendo los libros de manera directa, yo los promociono y los llevo a eventos donde me dan un espacio. Fui a la Feria Internacional del Libro en Guadalajara y llevé una maleta de libros”, comentó el escritor.

Por último, como parte de su trabajo independiente, la pintura que da imagen a la portada del libro, es también de la autoría de Manuel Antonio Ramírez. “Quise como que estuvieran los elementos necesarios dentro de la portada, hay un desierto porque se menciona, pero también porque evoca esta soledad, este calor tan intenso que a veces da miedo y se convierte en frío. Eso es parte de la historia”.

 

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Staff Santa Cultura

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